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Breve reporte de situación sobre los análisis anacrónicos

  • Foto del escritor: Patricio Perez Mainero
    Patricio Perez Mainero
  • 3 may 2018
  • 1 Min. de lectura

En mis últimas vacaciones, fui con un buen amigo mío de la infancia, que ejerce por oficio la más que cuestionada por muchos (me incluyo) vocación de criticar el arte ajeno. Más allá de esto y de que mi amigo tiene excentricidades, es un excelente sujeto para vacacionar y he disfrutado mucho todos los viajes que he hecho con él, sobre todo este último.

La cuestión es que uno de los últimos días en nuestra recorrida, tuvimos la fortuna de poder ir a conocer una cueva que contiene pintura rupestre. Yo anteriormente había visto, pero quedé impresionado por la inmensidad de la muestra permanente de esa caverna y, sobre todo, el estado de preservación de la misma. Mi amigo se veía expuesto a ese tipo de conocimiento milenario por primera vez. Un guía nos orientó y contó acerca del sitio, la sociedad que hizo aquella obra y, por supuesto, la obra. Pero durante toda la visita mi amigo estuvo con una cara que parecía de asco y desprecio. Cuando nos subimos al auto para irnos, lo primero que hago es preguntarle qué tal le pareció. ¿Y saben lo que me dijo? ¡Que era demasiado simple y la textura de la roca no era adecuada para dibujar una alpaca, y que deberían haber usado un papel texturado o algo así! Lo quería matar.

Comentarios


A quien sea que lea esto, espero que tenga un lindo día.

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